Estudio realizado por CEI·MAR en colaboración con
Financiado por
Título: Identificación de las playas gaditanas con mayor conflicto de usos y actividades y vulnerabilidad de sus ecosistemas: estudio de su capacidad de carga orientado a la toma de decisiones y la elaboración de planes de playa por los gestores.
Coordinación: María Luisa Pérez Cayeiro.
Universidad de Cádiz.
Equipo Técnico: Nazaret Murillo Fernández-Barredo, Laura del Río Rodríguez, J. Adolfo Chica Ruiz, Javier Benavente González, Manuel Arcila Garrido.
Universidad de Cádiz.
Resultados
Las playas analizadas (La Ballena, La Barrosa, Zahora, Los Lances y Sobrevela) tienen características diferentes, pero también comparten elementos e interacciones similares. No obstante, muestran diversos grados de vulnerabilidad respecto a sus servicios ecosistémicos (SE), Product de las diferentes presiones e impactos sufridos a lo largo del tiempo y de los que soportan en la actualidad.
Todos los SE identificados en las playas gaditanas (Tabla 4) se han detectado en mayor o menor medida en las cinco playas seleccionadas. De forma general, los SE de abastecimiento tienen una importancia que oscila entre los valores intermedios (3-5) y muestran una tendencia de mantenerse en equilibrio o a empeorar en algunos casos.
En cuanto a los SE de regulación, en las zonas con características más naturales, la puntuación del factor de la importancia se eleva en un rango de 5 a 7 y la tendencia en la mayoría de los casos es a mantenerse. Por el contrario, en las zonas menos naturales y con presencia de elementos constructivos permanentes que afectan al transporte de sedimentos, este tipo de SE disminuyen sus valores de importancia, pudiendo llegar al 1, destacando además que muestran una tendencia a empeorar. Por último, los SE culturales (Foto 3) son los que obtienen valores superiores de importancia, llegando al valor de 7 en la mayoría de las playas, incluso la tendencia en algunas de las zonas refleja un aumento de los mismos.
Las playas de Zahora, Los Lances (Foto 4) y La Barrosa presentan en la mayoría de sus SE elevados porcentajes de vulnerabilidad muy alta y alta. Asimismo, Zahora no registra el valor de vulnerabilidad bajo en ningún caso. Por otro lado, las playas de La Ballena (Foto 5) y Sobrevela registran en más de la mitad de sus SE una vulnerabilidad media, que en el caso de La Ballena está seguida del grado alto y en el caso de Sobrevela de un valor bajo.
Por otro lado, aun tratándose de la misma zona geográfica, el comportamiento de los usuarios en cada playa es claramente diferente en la manera de aprovechar el espacio útil y en su distribución espacial y temporal. Así, por ejemplo, en La Barrosa los usuarios ocupan toda la superficie de arena disponible en cada momento; de esta manera, cuando la marea está baja, se dispersan y ocupan tanto arena húmeda como seca. Este comportamiento se ha observado también en la playa de La Ballena, donde la subida de marea causa aglomeraciones pronunciadas, ya que deja la anchura media de la playa muy reducida y en algunas zonas inexistente.
Por su parte, en playas como Sobrevela (Foto 6) o Zahora, sobre todo en su parte más ancha, los usuarios ocupan una franja fija de arena seca donde la marea no les afecta. No obstante, en el sector más estrecho de la playa de Zahora (Foto 7) se ha observado un pequeño movimiento de una minoría que ocupa zonas muy próximas al agua, que viéndose afectadas con la pleamar se ven obligados a reubicarse.
Igualmente, en el caso de la playa de Los Lances, en la zona muestreada y con mareas medias, los usuarios ocupan zonas de arena seca manteniéndose estáticos en una franja relativamente reducida que deja tras de sí toda la amplitud de la playa. Sin embargo, cuando se producen mareas vivas y el mar inunda toda la superficie de playa hasta las dunas, los usuarios pierden la playa y lejos de abandonarla, se sitúan sobre el cordón dunar con todas sus pertenencias (mesas, sillas, neveras, etc.) provocando un deterioro considerable de esta barrera natural. No obstante, la playa de Los Lances presenta una gran extensión, donde se distinguen zonas destinadas a usos muy diferentes y concretos, que provoca también diversidad de usuarios y comportamientos sociales.
Todas las playas han presentado, en todos los casos, diferentes capacidades de carga ecosistémica y de ocupación. En este sentido, la playa de La Barrosa es la única playa, de las cinco del estudio, que presenta una sobrecarga extrema (valor de CCEO inferior a 0,5) y lo hace además en todas las zonas identificadas. En el resto de playas el peor escenario de CCEO empieza en la categoría superior a la mencionada, sobrecarga severa (con valores que oscilan entre 0,6-0,9), pero en proporciones bajas. Por otro lado, todas las zonas estudiadas alcanzan una CCEO de sobrecarga (valores entre 1- 1,5), excepto la zona de La Ballena ubicada en Chipiona, siendo la zona central de Zahora (parte donde se ubican los chiringuitos y asentamientos) la que alcanza un mayor porcentaje de episodios de esta CCEO.
A partir de los resultados obtenidos, se realizan una serie de recomendaciones específicas para cada playa, así como recomendaciones generales orientadas a la adecuada gestión de la afluencia de usuarios a las playas y el mantenimiento de sus servicios ecosistémicos.
En este sentido, es conveniente que parte de la gestión que se realice en las playas vaya encaminada hacia redirigir la distribución de los usuarios desde zonas más vulnerables, en cuanto a sus servicios ecosistémicos, hacia zonas menos vulnerables, con el objetivo de evitar que se alcancen de forma frecuente episodios de sobrecarga ecosistémica y de ocupación. A continuación se describen algunas acciones que pueden llevarse a cabo:
01. Reubicar o disminuir elementos estructurales o infraestructuras.
La presencia de ciertos servicios de playa o de algunos elementos estructurales actúa como reclamo para los usuarios: si se facilita el acceso a través de pasarelas a zonas identificadas con un alto grado de vulnerabilidad ecosistémica, o se ofrecen servicios de playa en estas mismas zonas, se estarán facilitando las aglomeraciones en los lugares más sensibles.
Por este motivo, se recomienda reubicar a zonas menos problemáticas parte de los servicios o infraestructuras existentes, con lo que se disminuirán los impactos derivados de la afluencia de usuarios en los sectores sensibles.
02. Modificar, mejorar y controlar las bolsas de aparcamientos y el número de plazas de las mismas.
Los aparcamientos suponen el principal factor limitante de las playas en cuanto a afluencia de usuarios. Por ello, se recomienda favorecer el acceso peatonal en detrimento del rodado, en aquellas zonas donde se han registrado grados de vulnerabilidad ecosistémica igual o superior a 8 (alto y muy alto), contemplando la posibilidad de no facilitar el acceso en vehículos a motor en aquellas zonas donde la vulnerabilidad alcance el valor 10. Asimismo, se insta a priorizar los aparcamientos existentes sobre la creación de nuevos espacios de estacionamiento, realizando un análisis de la Quantity de vehículos y su número de plazas, en relación al grado de ocupación de cada zona, y controlando la proliferación de aparcamientos improvisados en zonas no habilitadas para el estacionamiento durante la época estival.
03. Diseñar y realizar campañas de educación y sensibilización ambiental.
La cooperación ciudadana es esencial para desarrollar un turismo sostenible y para preservar los valores naturales y culturales sobre los que se sustenta la economía de los municipios costeros. Por ello se recomienda llevar a cabo campañas de información y sensibilización orientadas a que la población conozca los servicios ecosistémicos que ofrecen las playas de su municipio y de la provincia, así como su importancia y la manera en la que repercuten en su bienestar y calidad de vida.
04. Diversificar el turismo para complementar el modelo de sol y playa.
Las medidas anteriores deben enmarcarse en una estrategia general de trabajo para reducir las presiones que sufren las playas y los municipios costeros durante la época estival. Es necesario ofrecer alternativas culturales y de ocio (turismo gastronómico, ornitológico, salinero, rural) en diferentes puntos geográficos de los municipios, que desvíen la atención de la playa, durante las franjas horarias que registran una mayor afluencia, según los resultados específicos del estudio.
Conclusiones
En el marco de la gestión integrada de áreas litorales, el cálculo de la capacidad de carga ecosistémica y de ocupación es una herramienta para facilitar la toma de decisiones en la gestión de las playas, con objeto de impulsar el desarrollo y el bienestar humano, pero a través de la protección y conservación del capital natural.
Tanto los servicios de abastecimiento como los culturales y, sobre todo, los de regulación, se consideran esenciales para el bienestar humano; ya sea por la distribución de los efectivos demográficos como por las actividades en las que se ha especializado la economía productiva del ser humano. Esta gran variedad de servicios ha contribuido, de forma más que sobresaliente, aunque con un costo de capital natural importante, a la calidad de vida que ostenta en la actualidad la población gaditana.
Las características ambientales, sociales y económicas de cada playa entendida como sistema, difieren mucho de unas a otras, aun tratándose de la misma provincia. Por este motivo es necesario disponer de estrategias específicas y adecuadas herramientas adaptativas de gestión.
Las acciones que se lleven a cabo en las playas y el uso que se haga de las mismas no han de comprometer la conservación de los servicios ecosistémicos ni en el presente ni en el futuro, para asegurar su disponibilidad para las generaciones venideras y conseguir un equilibrio entre usos y actividades, y una conservación sostenible.
La relación entre la afluencia de usuarios, el grado de ocupación de la playa, y la existencia y el estado de los servicios ecosistémicos es fundamental para determinar el nivel de carga que soporta el espacio, siendo el nivel de carga la información básica para la CCEO y por tanto para los gestores encargados de la toma de decisiones.
Cada año aumenta el número de turistas que acuden a destinos como la costa gaditana, lo que para la mayor parte de la población y las autoridades se suele relacionar únicamente con el desarrollo económico, obviando las presiones e impactos que esto genera en el medio físico-natural a corto plazo, y en el propio sector a largo plazo. Así, herramientas como la CCEO, que permitan evaluar el estado y la tendencia del espacio y de los recursos son esenciales para la toma de decisiones de los gestores y la divulgación e información a la sociedad en general.
El éxito del turismo de sol y playa en la provincia de Cádiz se debe en gran medida a la conservación de sus ecosistemas y sus servicios, así como a la riqueza de sus paisajes. Si estos son los recursos en los que se sustenta gran parte de la economía de los municipios, se pone de manifiesto la importancia de realizar una buena gestión de esos recursos y espacios, y de las actividades y usos que en ellos se realizan, para garantizar la preservación de lo natural y por ende de lo económico. De esta manera, es necesario insistir en que las estrategias de un turismo de masas empobrecen y deterioran el mismo, a corto y medio plazo, afectando a la calidad de vida de las personas.
Por último, resulta de gran importancia destacar la necesidad del desarrollo y ampliación del estudio de la capacidad de carga de la playa a largo plazo, para contar con un registro histórico de resultados como los obtenidos, que proporcionen información de tendencias para la mejora de la gestión y evaluación de las decisiones tomadas..