De muestreo con la próxima generación de científicos marinos

CEI·Mar organiza la formación de 39 estudiantes de postgrado a bordo del buque escuela ‘Intermares’ sobre el análisis de metales en los océanos

A la vez que la sociedad comienza a exigir mayor atención a los océanos, la Ciencia sigue su curso, el camino que han marcado los oceanógrafos desde hace más de cien años. Las movilizaciones, divulgaciones y demás medios de concienciación comienzan a hacer mella en la política internacional, a la vez que una nueva generación de científicos, la mejor formada hasta el momento, intenta abrirse paso en un mercado laboral global con recursos muy limitados.
Son los cerebros mejor amueblados del planeta para analizar los océanos, hablan todos en inglés independientemente del lugar de procedencia y, por ahora, no entienden de diferencias de género pero, ¿saben de dónde vienen esos datos que más tarde diseccionan para generar pautas con el fin de conservar el medio ambiente? Lo cierto es que a menudo no tienen la posibilidad de formarse en esta parte básica de la ciencia a la que dedican su vida.

El investigador del CSIC, Antonio Tovar, explica cómo se toman las muestras

Para solucionar esta cuestión, la organización internacional Geotraces articula una extensa red mundial de comunidades científicas que siguen sus protocolos de actuación y se forman mutuamente, compartiendo conocimiento, así como los datos extraídos. En esta ocasión, Geotraces eligió Cádiz como zona de trabajo; de formación y de muestreo a través de la ‘International Summer School Geotraces Spain’.
El Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI·Mar) ha hecho cargo de la coordinación, jugando un papel fundamental dos de sus patronos; el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través del ICMAN-CSIC y la Universidad de Cádiz (UCA). A partir ahí, todas las instituciones colaboradoras han dado el do de pecho. La Secretaría General de Pesca, aportando el buque escuela ‘Intermares’, cuya titularidad comparte con la Armada española, donde se ha realizado toda la formación; o la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz facilitando el atraque y aprovisionamiento en el muelle de la capital, entre otros.
De izquierda a derecha; Achterberg, Middag, Schlitzer, Maldonado, Jeandel, Anderson y Fietz

La selección fue dura. Solo tuvieron acceso los 39 mejores expedientes del mundo en investigación marina menores de 40 años. Como ganchos para atraerlos hasta este punto del mapa procedentes de países como Estados Unidos, India, Brasil, Alemania, entre otras 15 nacionalidades más; las prácticas a bordo del buque ‘Intermares’ y un profesorado de reconocido prestigio internacional. Una nómina de excelencia: Bob Anderson (LDEO, Columbia Univeristy – USA); Catherine Jeandel (LEGOS, France); Reiner Schlitzer, Alfred Wegener Institut (AWI), Germany; Susanne Fietz (Stellenbosch University, South Africa); Eric Achterberg (GEOMAR, Germany); Maite Maldonado (British Columbia, Canada); Mohamed Adjou (Brtish Oceanographic Data Center,UK); Géraldine Sarthou (CNRS – France); Rob Middag (NIOZ, The Netherlands); José Antonio López (Universidad de Cádiz); y Antonio Tovar (ICMAN/CSIC Spain). Con estas mimbres y la ambición del programa, quedó un cronograma muy, muy intenso.
Entre las experiencias más emocionantes, las prácticas en el buque. Cada mañana, tras la lección magistral, rumbo a un punto alejado de la Bahía de Cádiz buscando los 100 metros de profundidad para sumergir una roseta, con la que se extraen las muestras de agua en ocho botellas. Cada estudiante, por parejas, desenrosca una botella y la lleva al laboratorio húmedo instalado en el buque escuela ‘Intermares’. Y ahí se continúa enseñando cómo se pone en marcha el estricto protocolo Geotraces para que no se produzcan contaminaciones de las muestras, ya que estos metales son muy poco abundantes y cualquier transferencia arruina todo el proceso.
Una joven investigadora desmonta la sonda

Primero, y vestidos para la ocasión, a la burbuja; un ambiente limpio de partículas y de metales para la primera extracción. A continuación, a la campana de flujo laminar, donde se filtra el aire para al dividir el agua en pequeñas muestras no se contamine de otras partículas. Y de ahí, al laboratorio donde habitualmente trabajan estos estudiosos de los océanos, en cada instituto, universidad o entidad científica tenga el nombre que tenga y sea cual sea el lugar del mundo en que se encuentre.
La fuerza de estos jóvenes científicos, mareos y fatiguitas marinas aparte, que también ha habido, ha hecho posible que se consiga el segundo objetivo del curso a pesar de la intensidad del mismo: establecer relaciones de trabajo que perduren y se hagan fuertes con el tiempo. Ya que entre ellos suman la mejor representación de los grupos de investigación más punteros en investigación de trazas de ‘metales traza’ en los océanos, poco abundantes pero claves para el funcionamiento de los ecosistemas marinos.

GALERÍA FOTOS GEOTRACES SPAIN

La ‘International Summer School Geotraces Spain’ ha sido una gran experiencia, una oportunidad única para verlos trabajar y más aún, crecer. En su sabiduría se basarán para diseñar y ejecutar políticas que de verdad preserven los océanos y mejoren los efectos del cambio climático global. Gracias al trabajo en común de las organizaciones que lo han hecho posible: Geotraces, Universidad de Cádiz, SCOR, ICMAN-CSIC, Fundación CSIC, EIDEMAR, Ministerio de Agricultura y Pesca; y Ministerio de Defensa. Todas y cada una de ellas han sido necesarias para que la próxima generación de científicos marinos especializados en la presencia de metales en aguas oceánicas reciban una instrucción de excelencia.